Mis estimados lectores, dirán ustedes que los tengo
abandonados, les pido una disculpa pero las tareas cotidianas han hecho merma
en mi tiempo libre. El día de hoy les traigo una historia que acabara con sus
ansias de tener una lección del dr black.
Era un amanecer sombrío de un día
claridoso, como todos los días fui levantado de mi cama por el toque frio de un
poco de escarcha en mis áreas nobles, mi madre acostumbraba estos métodos al
ver que la voz no hacia mella en mi estado catatónico. Salté de la cama,
prepare mi ropa y me dirigí hacia la escuela. La escuela era un lugar
delicioso, realmente iba a la escuela no para aprender sino para disfrutar de
la compañía de mis amigos. Ese día transcurrió sin pena ni gloria, el desfile
interminable de maestros hacían que el salón pareciera una exposición de moda,
alumnos hablando en un rincón, muchachas intentando seducir a este hermoso
cuerpo (sí, claro). Lo único relevante en ese día fue al terminar el horario de
clases. Tome mi mochila, los 5 pesos que me daban para pagar el transporte y me
enfile hacia la libertad, levante mi ego, rebaje mi orgullo y justo cuando
estaba saliendo por la puerta apareció un personaje a quien llamaremos: ‘Malpasé’
este sujeto de procedencia extranjera (haitiano) solía apostarse afuera de la
escuela ofreciendo sus deliciosos manjares de 5 pesos, el vendía: Cacahuates
dulces, empanadas, jugos de naranja entre otras cosas. Como cosa extraña ese día
se me antojaron unos cacahuates dulces, saque los únicos 5 pesos que habitaban
en mi bolsillo y se los compré.
Como ya no tenía dinero decidí caminar los 3 km que me
separaban de mi dulce hogar, el sol calentaba como fuego del infierno, las
calles tenían espejismos por la gran carga de calor que recibían, y por
consiguiente mi capacidad de análisis comenzó a sufrir. Comencé a sentir que mi
estómago sonaba como gatos, y que mi cabeza veía doble la mayoría de las cosas.
Pensé “será que me estoy transformando en un alíen” pero esa idea desapareció
cuando vomite estilo exorcista todo lo que había comido en ese día.
Seguí caminando pero mi cuerpo ya no daba más, el estómago
que parecía pelearse una tripa con la otra comenzó a ponerse grande y duro,
realmente los pensamientos acerca del fin de mi vida se hacían cada vez más
palpables. No pude avanzar más sin tener que detenerme a descargar los 5 pesos
de cacahuates que me había vendido “malpase” en aquella tarde que hasta ese
momento pintaba excelente.
Como pude llegue a mi casa sentí como las puertas del cielo
se abrían al recibirme, allí me encontré a mi padre. Me pregunto porque olía medio extraño,
ahí tuve que contarle mi historia con los cacahuate embrujados, a lo que él me
dio la respuesta menos probable que pude imaginarme: “para que comprabas
cacahuates de haitianos, no sabes que ellos salan eso con PIPI”
Esa noche pude dormir a gusto después de tomarme 3
butilhioscina, 2 bismuto y un caldo de verduras. Al día siguiente al salir de
clases ahí se encontraba “malpase” solo que en esta ocasión pase sin mirarlo,
aborde mi taxi y en 10 minutos ya estaba en mi casa acostado y lo mejor… sin el
vómito ni la diarrea.