miércoles, marzo 13, 2013

El negro, el motel y el brazo sangrante.

Estimados amigos lectores antes de iniciar esta aventura quiero aclarar que esta historia no es mía  alguien me la contó de primera mano. De paso muchas gracias porque ya hemos llegado a los 11 mil visitantes.

Era una noche lujuriosa de una día acogedor, los protagonistas de nuestra historia a quien llamaremos maría y pedro habían tenido un día muy intenso, comer ver películas salir a caminar, cosas comunes que hacen las personas que se quieren o que fingen (muy bien ) que se quieren.

Llegó la noche y maría (quien era la mas lujuriosa de los dos) le dijo a pedro : "porque no vamos a estrenar un nuevo motel que estar por tal avenida". El ni tonto ni perezoso se baño, utilizo el mejor perfume que tenia (uno que se llama 7 machos) unos boxers pegados y se declaro "LISTO" para la acción de esa noche. Maria por su lado se planchó el pelo, fue a la tienda de la esquina y se compro unas tangas rojas de lencería (de 40 pesos), se puso perfumes de su madre, un enorme collar en el cuello (ni modo que en la panza) y su mejor ropa.

Ambos vivían en la casa de la mama de maría así que tuvieron que pelearse por el baño pero al final los dos pudieron completar la tarea de arreglarse para el funeral, si porque alguien había de ser enterrado esa noche.

Como ninguno de los dos tenia mucho dinero, eligieron salir en el vehículo de la casa, un suculento Vw sedan 1978, este carro tenia la particularidad de que carecía de silenciador en el escape, así que se podía escuchar a 3 km de la casa. Arrancaron los motores y enfilaron hacia aquel nuevo motel que se acababa de inaugurar en una lujosa calle de la ciudad de las montañas. 

Después de un rato de trafico llegaron al citado motel, pero sorpresa era 14 de febrero y la cola de vehículos con calenturientos conductores y acompañantes llegaba hasta la esquina, mala idea dijo maría  mientras pedro buscaba en su mente moteles donde ir a soltar todas sus bajas pasiones.

Varios minutos pasaron hasta que pedro se acordó de nuevo motel que había inaugurado varias semanas antes en un cerro muy conocido al norte de la ciudad, le comentó a su acompañante y ambas se enfilaron hacia aquel lugar. Al llegar se encontraron con la misma problemática  montones de personas queriendo ahogar sus penas, solo que esta vez decidieron esperar.

1 hora y 40 minutos después recibieron las llaves de la habitación, se encendieron nuevamente los ánimos y ambos estaban listo para terminar lo que habían iniciado en el carro. La habitación era lujosa, una cama enorme en el centro, piso de mármol, televisión gigante y un penetrante olor a frutas tropicales "esta mejor que mi casa" dijo maría  a lo que pedro respondió "algún día todo esto sera tuyo".

Las cosas iban de bien en bien, hasta que ya estando casi desnudos, maría decidió subir su hermoso y voluptuoso cuerpo en una repisa de mármol que estaba pegada en la pared... Mala idea, la repisa no aguanto el peso y KATAPLUM azoto en el piso junto con todo y el mármol  El lugar estaba en completo silencio después del estruendo. Nuestra protagonista no podía parar de reírse  de hecho pedro tuvo que ponerle las manos en la boca, ya que la risa se escucharía a kilómetros de distancia.

Cuando la risa se termino, descubrieron que durante el impacto el brazo derecho de la señorita había sufrido una herida, misma por la que estaba sangrando. La sangre corría a chorros y como el riesgo de hipovolemia era alto decidieron improvisarse un torniquete con papel de baño. El miedo mas grande de pedro era que encontraran una mujer muerta en su cuarto, y a la ves los dos desnudos.

Se dispusieron a ponerse la ropa cuando vieron un letrero en la pared que decía  --Todos los daños causados se cobraran en el momento--. Después de pagar la habitación entre los dos tenían aproximadamente 50 pesos, claro que el daño ascendía como a 1000 pesos. Razón de peso por la que decidieron huir. terminaron de cambiarse rápidamente, con los pies de puntita se subieron al vehículo  lo encendieron y se dirigieron a la puerta, afortunadamente la puerta no tenia dispositivo para detener el paso, así que volaron por la entrada. El vw parecía una nave espacial, condujeron con el miedo de que el dueño del lugar saldría a perseguirlos.

Por obra y gracia nadie los persiguió y pudieron llegar al hospital donde aquella señorita requirió 7 puntos de sutura profunda por el imprudencia que ocasiona la calentura. Y por supuesto que esa noche... pancho no ceno.

4 comentarios:

  1. Anónimo9:03 a. m.

    Jajajajajajajajajajjajajajajajjajaj!!!

    ResponderEliminar
  2. Dra. Muelass9:04 a. m.

    No puedo superar el " alguien debia ser enterrado esa noche" jajajajajjajajjaa

    ResponderEliminar
  3. Ajajajajajajaja como me rei

    ResponderEliminar
  4. Ajajajajajajajajajaaja como me rei

    ResponderEliminar