martes, octubre 23, 2012

El Dr black y la paciente infiel.

Estimados lectores hoy les traigo una historia espeluznante, de esas que jamas quisieras volver a vivir.

Era una consulta pasada en un presente sinuoso. (me la succione ajajj). Como todos los médicos tenemos pacientes consentidos, aquellos a los que les damos lo que pidan sin poner cara de estreñimiento, a quienes les preguntamos por su tía conchita que esta en el rancho, quienes te traen recuerdos de sus vacaciones por Europa etc etc. Esta historia trata acerca de una paciente consentida.

Esta era una pareja de pacientes muy amables, ella muy guapa y el  un hombre fornido, con varios tatuajes pero nada que ver con un miembro de la yakuza o cosas por el estilo. Los consulte como unas diez veces y cada ves nuestra relación crecía.

Al esposo lo llamaremos JUAN y a la esposa MARÍA para no batallar con la identificación. Total que un buen día me entero que alguien mató a un ladrón en su casa, después de hacer un poco de investigación periodística en el consultorio me entero de que el asesino del ladrón es ni mas ni menos que mi amigo JUAN.

Esa noticia me golpeo el corazón  Juan y yo habíamos entablado una pequeña relación (no amorosa) y hasta llegue a sentir que eramos amigos. Un día cualquiera después de varios meses llega a la consulta una dama bien vestida con una fragancia cautivante, no venia sola, las muestras de cariño se hacían evidentes a cada instante; las manos sujetas besitos etc.

 Minutos después de iniciada la consulta me acorde que ella era MARÍA la esposa de mi gran amigo JUAN, mi cerebro comenzó a trabajar a 150 por hora intentando  sacarle forma a la cara del hombre que tenia frente a mi y quien supuse era mi amigo JUAN.

Algo no me cuadraba la cara era diferente, estaba mas blanco y hasta bigote le había salido. Mi boca seguía platicando con la señora pero mi mente intentaba cuadrar las dos imágenes. Comencé a hacer suposiciones sobre experimentos extra humanos en la cárceles donde quizás mi amigo JUAN fue incluido, o quizás le habían cambiado la cara para soltarlo como testigo protegido, pasaron mas posibilidades por mi mente que nombres genéricos del paracetamol.

Al terminar la consulta tuve que hacer una decisión ¿saludarlo como JUAN? o dejarlo pasar y que la duda me acongojara por toda la vida. Adivinen que decidí..

Le entregué la receta a la señora y me dirigí con "JUAN" : --Como se olvida la gente de los amigos-- le dije  a lo que el respondió con una cara de incertidumbre, --La cárcel cambia mucho, mira hasta blanquito y bigote te salio-- continué diciéndole. El ambiente se comenzó a sentir un poco negro, la señora cambio su semblante y el sudor rodaba hasta por sus brazos.

En ese momento me di cuenta de que ese hombre no era JUAN, le pedí una disculpa lo despedí y así quedo la cosa. Bien esta historia podría quedar así pero no, falta todavía. Tiempo después echando gas en una estación de servicio se acerco a mi un hombre de quien su cara se me hacia muy familiar, me saludo como un conocido y me pregunto por mi antiguo trabajo y hasta por mi esposa. Supuse que me conocía hasta que me dijo : "doctor apenas salí de la cárcel" caí en cuenta que era JUAN "lo peor de salir de la cárcel doctor fue encontrarme con que mi esposa tiene otro hombre" no lo sabia le contesté aunque le dije --viejo tu esposa siempre se le vio la cara de que no era buena--. Nos despedimos y me puse a pensar de que la vida da muchas vueltas y para este hombre dio mas vueltas que un trompo.

Esto ha sido todo estimados lectores un abrazo y sera hasta la próxima.


2 comentarios:

  1. Anónimo2:01 p. m.

    Jajajjajajaja

    Si quieres te presto mi frase "Esto no me puede estar pasando a mi" jajajaja

    ResponderEliminar
  2. Jajajaj nombre viejo y si supieras que desde que paso esta historia me he encontrado con un monton de mujeres que son infieles y los esposos ni por enterados jaja.

    ResponderEliminar